JUANJO COBO... CONTRA TODO PRONOSTICO


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Gerardo Fuster de Carulla. Se terminó la Vuelta en Madrid, con un vencedor que nadie esperaba y cuyo nombre ha pasado así de repente a ser actualidad: Juan José Cobo, que construyó su triunfo absoluto básicamente en la ascensión al Alto de L´Angliru en el curso de la 15ª etapa. El último asalto, un paseo triunfal, correspondió al ciclista esloveno Peter Sagan (21 años), un velocista nato, al que le cabe el excelente honor de haber ganado un total de tres etapas, es decir, en Córdoba (6ª), en Pontevedra (12ª) y ahora en Madrid (21ª).

Al rojo vivo: En la difícil etapa de L´Angliru, que volvía a ser noticia en esta 66ª edición, las cartas se pusieron cara boca arriba, al descubierto. Si bien el corredor cántabro demostró su buen estado de forma para ganar, surgió al mismo tiempo el corredor inglés Christopher Froome, su antagonista más directo en estas últimas jornadas de gran emoción e incertidumbre, con 13 segundos de tiempo entre uno y otro, que valían oro tras la subida a Peña Cabarga, afrontada dos días más tarde, en dónde este ciclista nacido en Nairobi (Kenia), nacionalizado como ciudadano británico, puso en situación difícil a Cobo, un forjador de kilómetros, que reaccionó con prontitud al ataque. Los últimos y decisivos días, es curioso, estuvimos pendientes de si Froome se haría con alguna bonificación que pudiera dar un vuelco a la clasificación. Era nuestra espada de Damocles colgada del techo, día tras día. Un verdadero tormento si se quiere. Lo decimos en un sentido amplio de la palabra. Ya lo hemos repetido mil veces que no nos complace esta fórmula que rompe con la realidad marcada por las manecillas del cronómetro. No se debe regalar nada, ni que sea para dar emoción a la prueba como así ha sido. Es verdad.

Apellidos nuevos: Quisiéramos exponer que la Vuelta nos ha dado los nombres de ciclistas nuevos, a pesar de que en la línea de salida teníamos a otros en la lista de favoritos. Han estado en vanguardia como protagonistas, aparte de los dos arriba mencionados, el holandés Beuke Mollema (4º), el galo Maxime Monfort (6º) e incluso los dos españoles, Daniel Moreno (9º) y Mikel Nieve (10º). Ni el británico Wiggins (3º) ni el ruso Menchov (5º) ni el italiano Nibali (7º) ni el belga Van den Broeck (8º), pudieron llegar a rendir tal como se vaticinaba. No descartamos tampoco en este apartado al esloveno Brajkovic, al italiano Scarponi y al germano Klöden, que igualmente no consiguieron superar el listón establecido. El ciclismo hoy tiene esa clase de contrastes. El buscar favoritos no resulta tarea fácil.

De entre los españoles hacemos mención de Luis León Sánchez, Igor Antón y Joaquín Rodríguez. Por mil razones no pudieron estar en primera línea con la continuidad requerida. El corredor catalán, Rodríguez, además, tuvo una caída que le dejó algo mermado en recursos. Por otra parte, llama poderosamente la atención, por ejemplo, el comprobar que entre los dieciocho primeros clasificados en la tabla final, sólo hay tres españoles que logran sobresalir frente al bloque acaparador de ciclistas extranjeros, avasalladores en su actuación.

Un dato histórico: La Vuelta a España ha ofrecido mucha incertidumbre. Nos encontramos que hubo a lo largo de su periplo nueve cambios de líder, algo inédito en la historia de la ronda española. Como excepción, logramos encontrar que en los años 2008 y 2010, fueron ocho los favorecidos en vestir la elástica roja a lo largo de las etapas de rigor. Vale la pena mencionar este dato estadístico si tenemos en cuenta que la primera edición se remonta al año 1935. Todo esto nos da a entender que la Vuelta ha tenido una mucha movilidad entre ciclistas y al unísono una gran emoción. Los agraciados en este prestigio que supone el enfundarse la camiseta de líder enumeramos a los siguientes: El danés Fuglsang, primero, y a continuación siguieron, en orden diverso, el italiano Bennati, los españoles Lastras y Rodríguez, el francés Chavanel, el holandés Mollema, los británicos Froome y Wiggins, y finalmente nuestro vencedor, Juan José Cobo, que resultó ser el último del inventario.

Un digno adversario: Sin desmerecer el triunfo brillante de Juan José Cobo sí queremos hacer mención de algo que a lo mejor se nos ha pasado por alto a los que hemos seguido muy de cerca las vicisitudes que ha encerrado la Vuelta a España, pero que caen por su propio peso. Froome (26 años), que era casi un ciclista desconocido para todos nosotros hasta la fecha de inicio de la gran ronda, había partido a las órdenes del capitán de su formación, Bradley Wiggins. Froome era un servidor más en la escuadra denominada Sky Procycling. Los kilómetros demostraron que estaba en condiciones físicas inmejorables. En momentos decisivos, se vio de manera palpable, se sacrificó abiertamente a favor de su jefe llevándole a su rueda y secundándole en el esfuerzo, ayudándole en todo momento. Esto se pudo contemplar en la tan cacareada etapa del Alto de L´Angliru. Wiggins, en la parte final, dio libertad a Froome para que le dejara y fuera hacia la cabeza. Fue una reacción efectiva, pero tardía. Mientras, Cobo, hacía su faena en la parte delantera apurando riesgos al máximo. Al cántabro le fue bien la cosa. Allí, en aquellas revueltas cerradas y siempre hacia arriba, se movieron hasta los cimientos. Al inglés Froome ¡vaya reacción! se le escapó el tiempo para triunfar, y quién sabe. También perdió la opción para siquiera bonificar, esta fórmula que no nos complace y a la que tenemos aversión..

El francés Moncoutie, un campeón vitalicio: No podemos sacarle mérito a este corredor francés, que lleva sobre sus espaldas 36 años a cuestas, que acaba de adjudicarse, por cuarta vez consecutiva, el Gran Premio de la Montaña de esta Vuelta, concluida en loable apoteosis. Es un honor que consiguió en otros tiempos el malogrado José María Jiménez, con cuatro coronas también. El único que lo ha conseguido más veces ha sido José Luis Laguía, nacido en la provincia de Ciudad Real, pero afincado de años en Cataluña. Este título recayó sobre él en cinco oportunidades. Si Moncoutié persiste en su empeño podría igualarle en esta marca tan cotizada. Para un veterano no resulta tarea fácil el poder repetir cualquier gesta de este rango.

Como resumen final a los acontecimientos que hemos ido comentando, día tras día, no se nos ocurre por el momento otra cosa. Satisfacción, eso sí, a favor de estos lectores que han abierto estas páginas y que indudablemente constituyen un gran estímulo para todos nosotros, los que trabajamos en ello con cierta ilusión, divulgando las excelencias que reúne este apasionante deporte de la bicicleta. En verdad, agradecidos les estamos.

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