MIGUELON, HACE 20 AÑOS NACIO EL MITO


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Javier Montes Sánchez. La leyenda se empieza a escribir... un discreto Indurain empezaba a despuntar, había sido décimo en el Tour de 1990 (gano la etapa de Luz Ardiden), a 12:47 de Lemond, en el Tour de 1989 había ganado otra etapa, esta vez en en Cauterets. “Perico y yo compartíamos galones, aunque él era la cabeza visible. Yo entonces iba por libre”, recuerda Miguel Indurain.

El 19 de junio de 1991, en En la etapa reina del Tour de Francia, entre Jaca y Val Louron (232 km), un maginifico Miguel Indurain, se vestia de amarillo despues de llegar escapado a meta con Claudio Chiappucci (El Diablo) a quien le regaló la victoria de etapa para quedarse él con el mejor premio, el maillot de lider. La etapa coronaba Pourtalet, Aubisque, Tourmalet, Aspin y Val Louron. A más de 130 kilómetros de meta, Gianni Bugno aceleraba y hacía una selección entre los más fuertes, Perico sufria y cerraba el grupo de favoritos, consigue finalmente coronar Aubisque con los más grandes: Bugno, Lemond, Chiapucci, Fignon, Mottet y el maillot amarillo Luc Leblanc.

Entonces... Chiapucci decide endurecer la carrera, pone un ritmo infernal en la subida y los más grandes empiezan a sufrir, Delgado revienta y pierde el contacto con los favoritos. El calor es asfixiante y el ritmo empieza a hacer mella en Greg Lemond, que dice basta. Luc Leblanc, maillot amarillo y Laurent Fignon empiezan a sufrir tambien en la cola del grupo y terminan por quedarse con el americano.

Hasta aqui era todo normal, todos los favoritos repartiendose leña, pero... nadie se habia fijado en Miguel Indurain, pero el navarro seguia alli despues de la debacle que estaba organizando "El Diablo". Como si no fuera con el la cosa, con su gorra, sentado, tranquilo, decidia lanzar un ataque en el descenso del Tourmalet, “todos se pusieron a coger periódicos, para ponérselos en el pecho, ropa y bidones de agua y alimento. Yo no paré y me tiré para abajo: ‘El que quiera, que venga’, me dije a mí mismo. No sé qué harían los de detrás, pero yo bajé a tope, comiendo las hierbas de las cunetas. Hasta pasé al coche de la organización que abre carrera”, recuerda Miguel. 

Quedan 60 kilómetros a meta y el Aspin y Val Louron por delante. Indurain decide regular fuerzas, por detrás, Chiapucci no ha esperado más y también ha atacado, es el momento de buscar un pacto para llegar juntos a meta. Chiapucci realiza casi toda la subida, con los relevos de Indurain, el pacto parecía claro, el italiano levantaba los brazos como vencedor en meta y, a su espalda, Miguelón alzaba el puño como nuevo maillot amarillo del Tour de Francia. Las diferencias de aquel día fueron históricas: 1:27 a Bugno, 2:49 a Fignon, 3:52 a Mottet, 6:10 a Hampsten, 6:22 a Chozas, 7:15 a Boyer, 7:16 a Lemond... y 14:08 a Perico, con quien llegaron Marino, Rooks y otros ilustres. 

Faltaban nueve etapas para París con las jornadas de los Alpes, “no pensaba que podría llegar vestido de amarillo. Iba como ahora irá Voeckler, pensando en el día a día. Sólo después de Alpe d’Huez, a cuya cima llegué con Bugno (al que tambien dejo ganar), empecé a hacerme ilusiones”.

Si habia alguna duda mas, Miguel la despejo también, a un día del final, gano la contrarreloj de 57 kilómetros.

Aquel día nacio el mito, en la etapa reina, con Chiapucci como testigo, fue el primer día de Miguelón, que reino en el Tour de Francia hasta su retirada en 1996.






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