Lo mismo se puede decir de Leipheimer, una vez tercero en el Tour, en 2007, cuando se quedó a sólo 31 segundos de Contador -y a 8 de Evans-, y una vez segundo y otra tercero de la Vuelta a España. El año que fue segundo, en 2008, sólo 46 segundos le separaron del madrileño, los mismos, curiosamente, que Contador logró gracias a las bonificaciones, aunque sin ellas también el de Pinto hubiera ganado... por 670 milésimas. No es sólo esa mala suerte, sin embargo, lo que tienen Evans y Leipheimer en común. Tampoco el hecho de tropezar, una y otra vez, contra ese muro aparentemente infranqueable que parece Contador en las grandes vueltas por etapas. Además de eso, lo que tienen en común es el haber sido golpeados, de pequeños, por sendos caballos. Evans tenía ocho años cuando uno le dio una coz en la cabeza, por lo que estuvo seis días en coma, aunque no le quedaron secuelas y pudo hacer posteriormente todo tipo de actividades.
A Leipheimer otro le golpeó en el estómago y, desde entonces y según explicaba el domingo el comunicado del RadioShack, "le han quedado adherencias abdominales que tienden a cicatrizarse y reducen la actividad del intestino". Levi, que ha sido el rival más complicado de Contador en la Volta, y eso que no había contrarreloj, su especialidad, tuvo que ser hospitalizado en la tarde-noche del sábado, durante algunas horas, a consecuencia de una suboclusión abdominal, por lo que no pudo disputar la última etapa, de ahí que al final Scarponi y Dani Martin acompañaran a Contador en el podio.
Pese al percance, nada nuevo en su carrera, Leipheimer ya prepara su próxima cita: la Vuelta al País Vasco, en la que no tendrá a Contador por enemigo.