BIANCHI, BICICLETAS Y CAFE EN ESTOCOLMO


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Santi Durán. La mítica marca bergamasca que nació en 1885 como [OPINEG] 'Fabbrica Italiana Velocipedi Edoardo Bianchi' cumple este año el 125 aniversario de su creación y, coincidiendo con la efemérides, abrirá este sábado en Estocolmo un novedoso concepto de café en el que se repasa la historia de la firma de los cuadros azul turquesa.

'La Gazzeta dello Sport' informa del evento y relata que el cliente se ve inmerso en un ambiente museístico en el que puede admirar trofeos, indumentarias, bicicletas históricas y modelos de nuevo cuño de una firma que ha equipado a grandes de este deporte como Fausto Coppi, Felice Gimondi o Marco Pantani. Entre las máquinas con una historia detrás destaca una de las que utilizó el malogrado Pantani para ganar el Tour de Francia de 1998. Concretamente, la que utilizó en la mítica etapa del Galibier en la que 'El Pirata' se impuso en la meta de Les Deux Alpes y destronó del liderato a Jan Ullrich, al que le metió 8'57". Está previsto subastar esta bicicleta expuesta en Estocolmo con una salida inicial de 250.000 euros.

El establecimiento se llama Bianchi Cafe&Cycles, está situado EN Norrlandsgatan, el barrio de moda de la capital sueca, y una foto de Fausto Coppi tamaño mural junto a otra de Felice Gimondi reciben al visitante nada más traspasar el umbral. El bar aúna los servicios de hostelería –desde raciones de parmesano y embutido italiano a algunos platos de pasta sin olvidar el excelente café que se sirve en Italia y la posibilidad de llevarse las viandas a casa– con la venta de bicicletas de la marca, sean de carretera, mountain bike o las 'urban mixed fire', las de pista de piñón único que empiezan a imponerse entre los jóvenes de las ciudades.

"Es un homenaje al 'Made in Italy'; una simpática locura", explica satisfecho Salvatore Grimaldi, dirigente de Cycleurope, el 'holding' que hace trece años absorbió la marca. La idea es conjugar dos pasiones italianas como son la gastronomía y la bicicleta. Y si se ha empezado por Estocolmo es porque Grimaldi, italiano de padre sicicliano y madre de las Puglias, lleva viviendo en esa ciudad 58 de sus 65 años. Además, la bicicleta es un elemento perenne en el paisaje sueco, pese a que la climatología no sea el mejor aliado de los ciclistas. Y también porque el sueco se siente atraido por Italia y el carácter y modo de vida de sus habitantes.

"El mérito es de mi mujer Eva", explica Grimaldi a 'La Gazzetta'. "Es una enamorada de Bianchi y no encontraba ninguna tienda que vendiese nuestras bicicletas. Hasta que descubrió un pequeño taller regentado por un mecánico de manos grasientas y me dijo: 'Salvatore, esto no es posible'. A partir de ahí germinó la idea".

La intención de expansión ya está en marcha y Grimaldi anuncia que en pocos meses está previsto abrir nuevos cafés temáticos de Bianchi en Nueva York, Tokio, Londres, París y, por supuesto, en Milán

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