LIGAMENTOS


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SportSalud. Hoy os traemos, de la mano del Dr. Sacristán, un articulo sobre los ligamentos, estructura, lesiones y adaptación al entrenamiento.

Estructura y función: Los ligamentos son estructuras de tejido colágeno que unen un hueso con otro. La función básica es la de estabilizar las articulaciones de manera pasiva. Por otra parte, cumplen una importante función propioceptiva.

Los ligamentos están constituidos principalmente por células, fibras de colágeno, y proteoglicanos. Los fibroblastos constituyen el tipo celular más abundante y su función primordial es la producción de colágeno (principalmenete de tipo I, pero también de otros tipos) La cantidad de proteoglicanos es mucho menor que la hallada en los cartílagos. Si bien las fibras colágenas de los tendones adoptan una disposición de conformación paralela (siguiendo la dirección longitudinal de los músculos) en los ligamentos esta orientación puede ser paralela, oblicua o incluso espiralaza como en el ligamento cruzado anterior de la rodilla.

La inserción de los ligamentos en el hueso puede ser de tipo directo o indirecto. La inserción directa tiene una zona de transición formada por fibrocartílago y fibrocartílago mineralizado (y fibras especializadas de colágeno que penetran en el hueso verticalmente) en la inserción indirecta el ligamento crece a partir del periostio circundante.

Los ligamentos pueden ser intrarticulares (es decir, localizados en una articulación o dentro de la cápsuila articular, capsulares (en este caso el ligamento se proyecta como un engrosamiento de la cápsula articular). Los ligamentos cruzados son de tipo intraarticular. El ligamento talofibular anterior es un ligamento capsular, que a veces resulta difícil de diferenciar del resto de la cápsula, mientras que el ligamento calcanofibular es extracapsular. El tipo de ligamento tiene importancia para establecer el potencial de curación después de una rotura total. La rotura total de un ligamento intraarticular, no curará, mientras que los ligamentos capsulares tienen un excelente potencial de curación. La irrigación también difiere según el tipo de ligamento. Los ligamentos capsulares suelen contar con una buena irrigación, al igual que la cápsula articular circundante, mientras que los ligamentos intraarticulares son irrigados desde los extremos dejando un área de vascularización marginal en la zona media. El suministro sanguíneo adecuado es un elemento determinante para el potencial de curación de una lesión.

Los ligamentos contienen numerosas terminaciones nerviosas periféricas de distinto tipo que transmiten información al sistema nervioso central sobre la posición, el movimiento y el dolor. Esta información es fundamental para el control eficaz de los músculos periarticulares (como la rodilla). Aún en los casos en que la función principal del ligamento es la estabilización pasiva de la articulación, ña evidencia indica que la función propioceptiva es más importante que de lo que se cría anteriormente. Las lesiones ligamentarias pueden afectar a la capacidad de registrar la posición y los movimientos de la articulación, aun en los casos en que la lesión no produce una instabilidad mecánica significativa. Esta pérdida de sensibilidad propioceptiva puede incrementar el riesgo de lesiones recurrentes.

¿Cómo reaccionan los ligamentos al estiramiento? Al principio, se despliega el patrón ondeado de las fibras colágenas y es muy poca la fuerza requerida, para ocasionar una cambio de longitud importante. Cuando aumenta la fuerza, se produce el estiramiento de las fibras colágenas y la relación entre la carga y la deformación se vuelve lineal. Esto significa que el ligamento actúa como un resorte en la zona elástica, siempre y cuando el cambio de longitud no exceda el 4%. Si la fuerza ocasiona una modificación de la longitud que supera ese valor, las fibras colágenas sufrirán rotura, al principio sólo algunas fibras individuales y finalmente todas (rotura total). La resistencia y firmeza de un ligamento depende de la longitud y área transversal. Cuanto mayor es el área transversal, tanto más resistente y firme es el ligamento. Un ligamento más largo posee menos firmeza, pero la resistencia máxima de tensión no se modifica si el área transversal es la misma.

Adaptación al entrenamiento: El tejido conjuntivo se adapta con lentitud a la carga repetitiva, pero sufre un rápido proceso de debilitamiento como resultado de la inmovilización. Los ligamentos se adaptan al entrenamiento mediante el incremento del área transversal y la modificación de sus propiedades, de manera que se vuelven más resistentes por unidad de área, igual que los tendones. La actividad cotidiana normal (sin entrenamiento) parece ser suficiente para mantener el 80-90% del potencial mecánico del tendón. El entrenamiento sistemático puede incrementar la fortaleza del tendón entre un 10-20%. Pero el efecto negativo de la inmovilización aparece con rapidez. Después de unas pocas semanas, la resistencia se reduce prácticamente a la mitad del valor basal anterior a la inmovilización.

Lesiones ligamentarias: A diferencia de los tendones, que están expuestos a sufrir lesiones tanto agudas como por uso excesivo, la lesión ligamentaria ocurre por lo general como resultado de un traumatismo agudo. El mecanismo típico de lesión consiste en una sobrecarga repentina con distensión del ligamento mientras la articulación se encuentra en una posición extrema. Por ejemplo, la inversión traumática del tobillo puede ocasionar la rotura de los ligamentos laterales, principalmente del ligamento talofibular anterior.

Las roturas pueden producirse en el interior de la sustancia ligamentosa o en el sitio de unión del hueso con el ligamento. A veces se observan también fracturas por avulsión, cuando el ligamento arranca una porción del hueso. Este fragmento suele adoptar una forma similar a la punta de un huevo duro. La localización de la rotura depende de diferentes factores, incluida la edad del deportista. Por ejemplo, los niños son más susceptibles a las fracturas por avulsión, en adolescentes y adultos jóvenes son más frecuentes las roturas en el interior de la sustancia, mientras que el sitio de daño tisular característico en pacientes de mediana edad es la unión entre hueso y el ligamento y en los ancianos son más comunes las fracturas por avulsión, sobre todo si el esqueleto es osteoporótico.

Las lesiones ligamentarias por uso excesivo son raras y los procesos inflamatorios sintomáticos, poco frecuentes. Sin embargo, es posible que se produzca una lesión por uso excesivo cuando un ligamento es distendido en forma gradual debido a microtraumatismos repetidos. Un ejemplo es la articulación del hombro, cuyos ligamentos capsulares anteriores pueden sufrir distensión en prácticas que comprometen la cintura escapular (p.ej. lanzadores de jabalina, jugadores de voleibol, nadadores,…). Esto puede afectar a la estabilidad glenohumeral y predisponer al deportista a padecer omalgia por compresión secundaria de las estructuras subacromiales. Sin embargo, se debe tener en cuenta que la lesión ligamentaria primaria (sobredistensión) no suele producir síntomas clínicos, los cuales aparecen más bien cuando la inestabilidad ocasiona disfunción muscular y/o daño en otras estructuras asociadas.

Las lesiones ligamentarias se clasifican internacionalmente en leves (grado 1), moderadas (grado 2) y graves (grado 3). Las lesiones leves se caracteirizan por daño estructural al nivel microscópico, con escaso dolor local. Los desgarros parciales se clasifican como lesiones moderadas y suelen producir edema visible y dolor manifiesto, pero sin compromiso de la estabilidad articular. Las lesiones graves ocasionan rotura completa del ligamento con edema importante e inestabilidad. Sin embargo, dad la relación variable y poco coherente entre grado de daño estructural, dolor e inestabilidad articular, esta clasificación general de lesiones ligamentarias resulta de escaso valor clínico.

Dr. Alberto Sacristán
Director Médico de SportSalud

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